miércoles, 18 de julio de 2007

SIN TÍTULO

Las noches agrias de ambivalentes pensamientos,
la tórrida briza, que al no olvidarlo me abraza,
una nevisca antes de la madrugada,
el sol tan bajo y el raído tiempo que no se perdona y se arrepiente,
el susidio más borbollante de la espera en su nombre,
que ofrece tanto y no entrega nada,
tanta agua que vive perseguida desde el cielo,
tanta calidez entre el frío duro y yerto,
tanta verdad entre sus brazos embusteros,
tantas esquinas doblando nuestro rastro,
escondiéndome después de mis huellas,
librándome casi de esta obscuridad;
un fuego meciendo mi sombra
y la suya tan lejos del mar...

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