miércoles, 24 de enero de 2007

NADA QUE DAR...

Se me abre el alma,
enjuiciada por ser alma.
Se divide mi pena en mil desafueros,
en esta noche, en esta sábana desgastada
como la esperanza.
Y se extinguen mis anhelos,


y ya no me queda nada…
no me queda nada más que esta pena,
ésta, que a nadie le hace falta.
Algún espectro vaga cerca
y tal vez sabe sonreír;
Los árboles trenzan sus ramas,
yo he dejado de vivir.
Y ya no me queda nada
porque todo lo perdí,
sólo me sobra esta pena
que a nadie le hace falta…

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