Se me abre el alma,
enjuiciada por ser alma.
Se divide mi pena en mil desafueros,
en esta noche, en esta sábana desgastada
como la esperanza.
Y se extinguen mis anhelos,
y ya no me queda nada…
no me queda nada más que esta pena,
ésta, que a nadie le hace falta.
Algún espectro vaga cerca
y tal vez sabe sonreír;
Los árboles trenzan sus ramas,
yo he dejado de vivir.
Y ya no me queda nada
porque todo lo perdí,
sólo me sobra esta pena
que a nadie le hace falta…
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